En la era digital, la información fluye a una velocidad vertiginosa, y las redes sociales nos mantienen conectados con el mundo en tiempo real. Sin embargo, esta conectividad constante también tiene un lado oscuro: el doomscrolling. Este término, que combina «doom» (fatalidad) y «scrolling» (desplazamiento), describe la práctica de desplazarse interminablemente por las redes sociales o las noticias en línea, consumiendo información negativa y alarmante. Aunque puede parecer inofensivo, el doomscrolling puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental y bienestar digital.

¿Qué es el Doomscrolling?
El doomscrolling es un comportamiento compulsivo que nos impulsa a buscar y consumir noticias negativas, a menudo de forma obsesiva. Nos sentimos atraídos por titulares alarmantes, tragedias y debates polarizados, y nos sumergimos en un ciclo interminable de información negativa. Este comportamiento se ve exacerbado por los algoritmos de las redes sociales, que nos muestran contenido similar al que hemos consumido anteriormente, creando un bucle de negatividad.
El Impacto en la Salud Mental
El doomscrolling puede tener un impacto devastador en nuestra salud mental. La exposición constante a noticias negativas puede generar ansiedad, estrés, depresión y una sensación de desesperanza. Nos sentimos abrumados por la magnitud de los problemas del mundo, y nos cuesta desconectar de la negatividad. Además, el doomscrolling puede afectar nuestra calidad de sueño, nuestra concentración y nuestra capacidad para disfrutar de actividades cotidianas.
El Impacto en el Bienestar Digital
El doomscrolling también afecta nuestro bienestar digital, que se refiere a nuestra capacidad para utilizar la tecnología de forma saludable y equilibrada. Cuando nos sumergimos en el doomscrolling, perdemos el control sobre nuestro consumo de información, y nos volvemos dependientes de las redes sociales. Esto puede llevar a una adicción a la información negativa, lo que dificulta aún más desconectar y disfrutar del mundo real.

¿Por qué Caemos en el Doomscrolling?
Existen varias razones por las que caemos en el doomscrolling:
- Curiosidad y ansiedad: Como seres humanos, somos naturalmente curiosos y nos preocupa lo que sucede en el mundo. El doomscrolling puede ser una forma de intentar controlar nuestra ansiedad, manteniéndonos informados sobre posibles amenazas.
- Sesgo de negatividad: Nuestro cerebro está programado para prestar más atención a la información negativa, ya que representa una posible amenaza. Los algoritmos de las redes sociales explotan este sesgo, mostrándonos contenido negativo de forma prioritaria.
- Dopamina: El doomscrolling puede generar una liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa. Esto puede crear un ciclo de adicción, en el que buscamos constantemente información negativa para obtener una dosis de dopamina.
¿Cómo Combatir el Doomscrolling?
Afortunadamente, existen estrategias para combatir el doomscrolling y recuperar el control sobre nuestro bienestar digital:
- Establecer límites de tiempo: Limitar el tiempo que pasamos en las redes sociales y las noticias en línea. Podemos utilizar aplicaciones o funciones de nuestros dispositivos para establecer límites de tiempo y recibir alertas cuando los superemos.
- Seleccionar fuentes de información: Elegir fuentes de información confiables y equilibradas, que ofrezcan una perspectiva objetiva y constructiva. Evitar fuentes que se centren exclusivamente en noticias negativas o sensacionalistas.
- Practicar la atención plena: Prestar atención a nuestras emociones y pensamientos mientras consumimos información. Si nos sentimos abrumados o ansiosos, tomar un descanso y realizar actividades relajantes.
- Buscar actividades alternativas: Dedicar tiempo a actividades que nos generen bienestar, como pasar tiempo al aire libre, hacer ejercicio, leer un libro o practicar hobbies.
- Desconectar: Establecer momentos del día para desconectar completamente de la tecnología, especialmente antes de dormir.

El doomscrolling es un fenómeno preocupante que puede tener un impacto negativo en nuestra salud mental y bienestar digital. Es fundamental tomar conciencia de este comportamiento y adoptar estrategias para combatirlo. Al establecer límites de tiempo, seleccionar fuentes de información confiables, practicar la atención plena y buscar actividades alternativas, podemos recuperar el control sobre nuestro consumo de información y proteger nuestra salud mental en la era digital.